Ya tenemos la empresa en marcha. ¿Y ahora qué? Nos faltan los clientes, esa masa crítica imprescindible para que todo ruede. Disponemos de poco dinero y poco tiempo. ¿Qué hacer? Necesitamos un growth hacker.
Este podría ser el planteamiento inicial de una estrategia de growth hacking, una disciplina que lleva tiempo aplicándose pero que no tenía nombre definido. Aúna marketing, desarrollo de producto y analítica web, buscando obtener buenos resultados en poco tiempo y con bajo o nulo presupuesto. Se aplica sobre todo a las startups. Para muchos se trata de la evolución natural del marketing digital elevada a su máximo nivel y lo cierto es que exprime al máximo el embudo de conversión: su misión no es tanto la de atraer visitas a la web, sino que esas visitas compren, repitan y recomienden a los demás tu producto.
El «hacedor»: pon un growth hacker en tu vida
Todo comenzó cuando Sean Ellis, ECO de Qualaroo y growthhackers.com publicó en 2010 un artículo en su blog en el que aseguraba que «un growth hacker es aquel cuyo único norte es el crecimiento». Ahí nació el término, que define a un individuo «ilustrado» del siglo XXI. Puede ser un experto en marketing con competencias técnicas avanzadas y capacidad analítica o un programador muy creativo y con profundos conocimientos de marketing. En ambos casos con una buena psicología de usuario y conocedor de las últimas plataformas online.
Los canales del growth hacking y sus técnicas
Una de las características que definen este tipo de estrategias es que se centra en canales gratuitos o de muy bajo coste. No quiere decir que un growth hacker no sepa crear una campaña de Adwords o de Facebook Ads, pero primero intentará fórmulas alternativas como el marketing de contenidos, marketing viral, hacer de la home una landing page, entregar contenidos a cambio de un tweet, etc. o aplicar técnicas como skyscraper, que consiste en escribir un buen contenido sobre un tema de tu sector que haya sido muy compartido en redes sociales y conseguir así muchos backlinks… en definitiva, una mezcla de estrategia, tácticas innovadoras y grandes dosis de creatividad.
Casos ejemplares que han funcionado
Entre la lista de hacks que han funcionado en los útlimos años está el de Airbnb, una plataforma de alquiler de apartamentos en el que se permitía al usuario dar de alta su casa directamente en Craiglist, directorio online con más de diez millones de visitantes mensuales. El resultado fue un crecimiento meteórico. También destaca el caso de Dropbox, que te regalaba 500 Mb adicionales por cada amigo que se creara una cuenta a partir de una invitación tuya: consiguieron millones de usuarios nuevos a un coste ínfimo. En su último libro Startup growth engines: case studies of how today’s most successful startups unlock extraordinary growth Sean Ellis revela los secretos de otras startups como Uber, Yelp o Hubspot y su espectacular crecimiento.
Growth hacking es, por tanto, una mentalidad y una forma de gestionar los proyectos más que un conjunto de técnicas. ¿Crees que tu empresa podría beneficiarse de este nuevo enfoque?
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