En los últimos años el mundo ha avanzado a una velocidad de vértigo. Todo a nuestro alrededor ha cambiado enormemente de la mano de la digitalización, desde la forma en la que adquirimos productos y servicios (las transacciones por internet no paran de crecer, según el Instituto Nacional de Estadística) hasta la manera en la que vivimos, trabajamos o nos entretenemos. Los que tenemos alrededor de 50 años hemos vivido estas transformaciones en nuestra propia piel y nos hemos visto obligados a aprender, a reciclarnos y adaptarnos, en tiempo récord, a todo este `tsunami´ de cambios en los que navegamos. Y muchos nos hemos visto impulsados a hacerlo casi sin pestañear, en medio de un panorama en el que la inseguridad, la inquietud y el desasosiego se ha apoderado de nuestras vidas.

Porque si algo caracteriza a los de nuestra generación es la resiliencia, la capacidad de afrontar la adversidad y adaptarnos a los cambios saliendo, además, fortalecidos. Hemos asistido a la transformación económica y cultural de nuestro país, a un cambio de moneda y los retos que supuso, a la peor crisis financiera de los últimos cien años, a una de las mayores revoluciones tecnológicas de la historia de la Humanidad y a una pandemia mundial, entre otros muchos acontecimientos. Y aquí seguimos al pie del cañón, amoldándonos como podemos al nuevo entorno “Mega-VUCA” y poniendo todo nuestro corazón en aportar nuestro granito de arena para hacer un mundo mejor.

Por eso siempre he considerado, incluso cuando era muy jovencita, que el talento senior tiene un gran valor y las empresas deberían aprovecharlo y potenciarlo. No somos millennials ni centennials y, con toda seguridad, nos ha costado más que a ellos adaptarnos a la digitalización acelerada de nuestro mundo. Pero nos hemos esforzado por reciclarnos para estar al día de las continuas novedades que nos exige el mundo laboral y hemos salido reforzados en el proceso.

Muchas personas de mi quinta, que han sido educadas para aspirar a tener un trabajo estable, se han visto obligadas a cambiar de chip y a abrazar la incertidumbre a base de mucho esfuerzo y sacrificio. Han vivido el surgimiento de internet y el nacimiento constante de nuevas herramientas tecnológicas, y ahora han tenido que adaptarse a nuevas formas de trabajar y de comunicarse. Por eso me ha parecido adecuado bautizar a este colectivo, situado entre los 40 y los 60 años aproximadamente, como los `madurennials´.

 ¿Qué es un madurennial?

Ser un madurennial es mucho más que pertenecer a un grupo de edad que se reinventa y que descubre, tras un proceso de autoconocimiento, su verdadero propósito vital. Es, sobre todo, una actitud ante la vida: poner tu talento, fortalezas y experiencia al servicio de los demás. ¡Seguir los anhelos de tu alma!. Para ello, hay que estar dispuesto a ser humilde, aprender constantemente, rodearse de personas inspiradoras y mirar cada reto y cada cambio que acontece en el mundo como una oportunidad de crecimiento personal y profesional. Es, en definitiva, volver a mirar la vida con ilusión, esperanza y energía, desterrando los prejuicios sobre el envejecimiento, al tiempo que atesoras los valiosos conocimientos y habilidades que has adquirido durante tu trayectoria vital.

 ¿Cómo puede ayudar el talento senior a las empresas?

Las características de los madurennials que he explicado anteriormente pueden jugar un papel crucial en el desarrollo de la actividad de cualquier tipo de empresa, independientemente de su sector y su tamaño. Su combinación de capacidad de superación, iniciativa, disposición a aprender, nuevos conocimientos adquiridos del mundo digital, la perspectiva que les dan los años y toda la experiencia acumulada en su camino vital les permiten tener un punto de vista diferente al de personas más jóvenes, una forma distinta de abordar los mismos retos, lo que puede resultar tremendamente enriquecedor para las compañías que buscan innovar, crecer y construir un mundo más humano y sostenible.

Esto no quiere decir que la Generación X deba prevalecer a la Generación Millennial o Centennial. Todo lo contrario. Los madurennials disfrutamos de trabajar con personas de todas las edades, pues la frescura, creatividad y determinación de otros nos inspiran y motivan, y creemos que de la diversidad y pluralidad de enfoques nacen las mejores ideas conjuntas.

En palabras del experto Tomás Pereda, responsable de la Red de Empresas de Fundación máshumano: “La experiencia vital del senior le permite ver las cosas con la distancia necesaria para evitar egos inútiles, pues no tienen ni ambición de poder ni deseos de plantearse una carrera profesional tradicional, sino sólo ser de utilidad por sentido de servicio al equipo, a la sociedad y a uno mismo”.

Y de opinión parecida es otro experto en recursos humanos y mercado laboral, el prestigioso abogado laboralista Juan Antonio Sagardoy, presidente de Honor de Sagardoy Abogados, quien además subraya el papel decisivo que los profesionales seniors pueden desempeñar en un contexto de crisis como el que se da en la actualidad como consecuencia de la pandemia de coronavirus: “Los profesionales senior están mejor preparados, entre otras cosas, porque en sus vidas han tenido normalmente experiencias, sucesos y conocimientos que conforman una trayectoria vital que ayuda, sin duda alguna, a remontar mejor las incertidumbres que siempre acompañan a las situaciones de crisis, tanto en el plano individual como colectivo”.

¿Por qué confiar en el talento senior?

Una razón más para confiar en los madurennials es hacer que tu empresa vaya a la vanguardia de una tendencia que se va a imponer poco a poco por motivos puramente demográficos. Como cuenta Raquel Roca en su libro Silver surfers. El futuro laboral es para los mayores de 40las economías occidentales, y particularmente España, avanzan hacia un mercado laboral en el que predominarán los profesionales de entre 40 y 60 años.

Esto se debe a que España es uno de los países más saludables del mundo, con una esperanza de vida que roza los 100 años y una edad biológica diez años más joven que la de otras regiones del mundo, y a que cada vez nacen menos niños en nuestro país.

Esta larga y saludable vida, sumada a la escasez de nacimientos, hacen inevitable que el mayor peso del mercado laboral ya esté recayendo sobre las personas de entre 40 y 60 años, y las empresas que empiecen a contar con esa fuerza de trabajo experimentada y resiliente, deseosa de mostrar su valía con sus nuevos conocimientos, tendrán mucho terreno ganado.

“El futuro será para los robots y la inteligencia artificial, sí, pero combinado con el poder de los silver surfers: profesionales seniors de talento plateado (silver), generadores y receptores de una nueva economía (silver economy), que diseñan su hoy y también su retiro; surfers porque quieren seguir estando en la cresta de la ola profesional y no aceptan un presente-futuro invisible ni inactivo. El futuro también será para las empresas que generen una correcta estrategia de age management, porque contar con el talento silver marcará la diferencia”, explica Roca en el citado libro.

 El momento es ahora

La pandemia de coronavirus y la situación económica y social derivada de ella nos ha llevado a un momento de gran incertidumbre y nos ha puesto a muchos ante preguntas y retos que quizás no nos habíamos planteado nunca antes de marzo de 2020. Todos los que hemos decidido apostar por nosotros mismos y hemos tenido que arriesgar hemos pasado, antes o después, por un trance similar.

Si estás en ese momento de tu vida, trascendental y complejo, no lo dudes: el momento siempre es ahora. Tu experiencia, tus conocimientos, tu resiliencia y tus ganas de reinventarte tienen un gran valor. Elige el camino formativo y/o profesional que más encaje con tus valores y afróntalo con ilusión y energía. Tú también puedes ser un madurennial. ¿Te apuntas a vivir desde otro lugar?