Vivimos en un mundo dual, regido por el ying y el yang, el blanco y el negro, lo bueno y lo malo,…Lo mismo ocurre con la marca personal, que tiene sus defensores y detractores.

Si bien es incuestionable que tod@s tenemos la capacidad de dejar huella en los demás, hay que cuidar que ese «poso» juegue a nuestro favor.

Lamentablemente, aún existe bastante confusión sobre el concepto de marca personal y hay quién sigue pensando que tener un blog, dar de vez en cuando una conferencia o contar con muchos seguidores en redes sociales es suficiente. ¡Nada más lejos de la realidad!

¿Te has planteado alguna vez el impacto que puede tener en la percepción que tienen los demás sobre ti, el llegar tarde a tus reuniones? ¿O el no contestar a tus emails en un plazo razonable? ¿Y qué me dices de la imagen que proyectas con tu comunicación no verbal? ¿Es coherente tu comportamiento y tus actos con lo que predicas? ¿Consideras que tu reputación y credibilidad como experto en tu ámbito de especialización es mejorable?

Estas reflexiones darían para escribir un libro. Pero si tuviéramos que simplificar y exponer el principal motivo por el cuál es importante tener una marca personal, es porque te permite diferenciarte y destacar frente al resto. Por ejemplo, si estuviéramos en un proceso de selección para incorporarnos en una nueva empresa, la pregunta que nos deberíamos hacer (y que probablemente nos harían) es ¿por qué deberían elegirnos a nosotros? ¿Qué nos hace únicos y especiales? Puede que sea por tus valores, por tus conocimientos, por tu experiencia, por tus contactos, por tu autenticidad, por tu credibilidad, porque empatizan contigo, por la pasión que transmites, por la confianza que les suscitas o simplemente, porque les caes bien, entre otras muchas cosas.

Cualquier hoja de ruta destinada a crear, posicionar y monetizar una marca personal comienza con un proceso de autoconocimiento. Esta etapa la solemos pasar a veces por alto porque la mayoría creemos que nos conocemos a nosotros mismos. Sin embargo, nos sorprenderíamos si tuviéramos la valentía de profundizar más en esta fase. ¿Por qué? Porque nos ayudaría a identificar mejor nuestros valores, nuestras fortalezas y, en definitiva, nuestro talento para poderlo explotar, expandir y ponerlo al servicio de los demás con autenticidad. Y también nos permitiría descubrir qué nos hace vulnerables o a qué tenemos miedo. Ese punto que, aparentemente puede parecer negativo, es justo el más positivo e importante. Y es que estamos rodeados de ejemplos de personas que han hecho de su adversidad su tesoro más preciado y han encontrado su propósito en momentos vitales complejos.

Tener una marca personal también te va a ayudar a poner en valor tu talento y a sacar a flote todo el potencial que llevas dentro. A veces vamos por la vida estresados, ´como pollo sin cabeza´, y no dedicamos tiempo a parar, a ordenar, a simplificar y a dedicar tiempo a expresar con claridad quiénes somos, para qué servimos, a qué nos dedicamos y qué beneficios aportamos. En algunas reuniones de networking se ven algunos «elevator pitch» prefabricados, sin alma ni corazón, difíciles de entender, aunque te lo expliquen varias veces.  Seguir una buena metodología puede impulsarte a convertirte en referente en tu sector y a hacerte un hueco en tu mercado. Y tú, ¿tienes ya preparada tu PUV (Propuesta Única de Ventas)?

Todo esto conduce a que puedas conseguir mejores ingresos con una marca personal bien trabajada. Es muy sencillo de entender. Un profesional que le dedica tiempo a pensar en una buena estrategia de visibilidad, notoriedad y posicionamiento, que tiene claro el valor que aporta, que genera contenido de forma constante en sus perfiles sociales, que interactúa con sus seguidores, que acude a eventos para conectar con otras personas, que inspira a los demás, etc, sencillamente revalorizará «su caché» en el mercado, podrá subir sus honorarios y tendrá más oportunidades de negocio que alguien que permanece impasible, esperando a brillar desde el sillón de su casa.

Dicho esto, no podemos olvidarnos que no todo el mundo ve en la marca personal un aliado. Veamos algunos ejemplos de lo que cuestionan sus adversarios y las afirmaciones más frecuentes de quiénes dudan de su importancia.

`Tener una marca personal es muy caro´

Aunque depende del punto de partida de cada persona (años de experiencia, conocimiento, formación, huella digital, etc), está claro que construir una marca personal de éxito requiere de tiempo, recursos y esfuerzo. Sin embargo, lo que muchas personas no se plantean es el coste de no tenerla y lo que dejan de ganar sin ella. Igual que hace tan solo unos años se nos valoraba por el CV y por los Másters que hacíamos, hoy en día tiene más impacto nuestro perfil de LinkedIn, nuestras «soft skills», o tener nuestro propio blog. ¿Quién no ha buscado alguna vez en Google a una persona que te recomienden para colaborar o hacer negocios? ¿Y si no la encontrásemos o viésemos que tiene una reputación negativa?

`Es muy difícil medir la rentabilidad de una marca personal´

Al igual que ocurre con las marcas de empresa, siempre hay una parte intangible en las marcas personales. Para algunas personas, esto es un «handicap» dado que no siempre tiene su retorno inmediato en la venta de sus productos y servicios, por lo que les cuesta justificar la inversión que supone. Por eso, es interesante darle la vuelta al calcetín y verlo desde otro punto de vista. En ese sentido, algunas de las preguntas que nos podemos hacer son ¿qué capacidad de influencia y de atracción tiene mi marca? ¿genera interés? ¿y conversaciones? ¿qué tipo de impacto tiene? ¡Y eso sí se puede medir! ¿Cómo? Por ejemplo, con el número de visitas a nuestros perfiles o blog personal, con mensajes recibidos, con generación de conversaciones, con peticiones de información sobre nuestros servicios, con propuestas de colaboraciones, con compras de nuestros infoproductos, con el aumento de nuestros seguidores, etc.

`La marca personal no es para mí. Es sólo para CEOs, Influencers, famosos, o speakers´

Este es otro mito fácil de desmontar. Si bien es cierto que hay ciertos perfiles y profesionales que prácticamente viven de sus marcas personales, en realidad todos somos marcas en potencia. Podemos representar la empresa en la que trabajamos, ser emprendedores o ser Relaciones Públicas de un club de negocios, por citar algunos ejemplos. Independientemente de nuestro puesto y responsabilidades, nuestra marca personal es nuestra tarjeta de visita, nuestro sello de identidad, lo que nos hace singulares a los ojos de los demás. Y eso es necesario cuidarlo siempre, estemos donde estemos y hagamos lo que hagamos.

Después de valorar los pros y contras, ¿qué conclusiones obtienes? ¿has reconectado con tu esencia? ¿crees que aún estás a tiempo de dar un paso de gigante en despegar un talento? ¿te atreves a ser quién eres y poner tus fortalezas al servicio de tu marca personal?