Seamos claros: hacer felices a los empleados es un negocio rentable. A mayor nivel de satisfacción, mayor compromiso con la empresa y mayor rendimiento, que se traduce en una mejor calidad del servicio ofrecido y, por lo tanto, en consumidores satisfechos. Y nada mejor que un cliente contento para incrementar las ventas y expandir su opinión por todas las partes (en su entorno, en los medios, en las redes sociales, etc).

Hace ya varias décadas que el mundo de los negocios se percató de que la reputación interna es uno de los activos más preciados de una empresa. Se podría decir que casi estaría al mismo nivel que la externa y, por siguiente, si se hace un marketing dirigido al exterior ¿por qué no hacerlo en el mismo seno de la compañía?. De esto trata precisamente el endomarketing, término acuñado por primera vez en 1976 por Sasser y Arbeit en un artículo que explicaba que “el empleo es un producto que adquieren los empleados”. Posteriormente, en 1995, Johnson & Johnson, de la mano del brasileño Saul Bekin, publicó un documento que marcaba las directrices para hacer marketing hacia el interior de las empresas. En la actualidad compañías referentes en el mundo tecnológico como IBM, Google o Apple hacen endomarketing y consiguen que sus empleados se sientan más involucrados en los proyectos y sean verdaderos embajadores de la marca. Pero, ¿qué hacer para conseguir un endomarketing efectivo?

1. El primer paso, investigar. Conocer bien a tus empleados: sus anhelos, ilusiones, pasiones, motivaciones, expectativas frente a su puesto de trabajo, gustos, virtudes, actitudes, aptitudes y fortalezas; sus debilidades, miedos y frustraciones; etc. ¿Para qué? Para poder realizar acciones puntuales y estrategias sociales adecuadas. Toda esa información se puede recabar mediante entrevistas personalizadas o grupales, observación participativa, etc.

2. Realizar reuniones periódicas conjuntas y presentar internamente las campañas de publicidad o los productos nuevos que se lanzarán al mercado. Pedir opinión a los empleados para que aporten ideas y aprovechar para agradecer la colaboración de todos en el proyecto, haciéndoles sentir parte importante del mismo.

3. Activar o potenciar las vías de comunicación interna, de manera que se produzca un flujo informativo cíclico y continuo. Para ello se puede utilizar la intranet, foros o grupos internos, redes sociales corporativas, boletines informativos mediante emails, libretas compartidas con proyectos y campañas internas, tener un blog corporativo, etc. La comunicación debe ser empática, bidireccional y entre todos los departamentos de la empresa, sin importar jerarquías ni puestos. La retroalimentación será parte fundamental: saber escuchar marca la diferencia entre la comunicación vertical y una estrategia más integradora.

4. Tener claro que el salario emocional es igual de importante que el salario económico. Es decir, ofrecer a los empleados motivaciones emocionales que le generen sensación de pertenencia y una alta satisfacción. Se puede tratar de cursos de formación, flexibilización de horarios, premios en forma de horas libres, reconocimiento de logros utilizando técnicas de gamificación, animarles a participar en procesos de innovación, aportación de ideas o creatividad, etc.

5. Supervisar y controlar el plan implementado: qué está funcionando bien y qué no, y planificar mejoras.

En tu caso, ¿cómo llevas la conquista del cliente interno?