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Con mil billones de sensores incorporados en el entorno, todo conectado por sistemas de computación, software y servicios, será posible escuchar el latido de la Tierra al producirse el impacto entre la humanidad y el planeta tan profundo como cuando la aparición de Internet revolucionó la comunicación.

Peter Hartwell. Investigador sénior, HP Labs

Actualmente estamos asistiendo a una revolución tecnológica que ha cambiado y seguirá modificando nuestras vidas, comparable a otras dos que transformaron a la humanidad: la revolución neolítica y la Revolución Industrial. Y es imparable, y así se percibía hace unas semanas en la celebración del CES en Las Vegas, la mayor feria del mundo dedicada a la electrónica doméstica. Esto también lo confirma la compra de Nest Labs (gigante de la domótica) por parte de Google.

Blade Runner, la película que estrenara en 1982 Ridley Scott, aventuraba ya la posibilidad de indagar en las emociones a través de las pupilas y desenmascarar, así, a los replicantes. Hoy, más de tres décadas después, aquello que parecía ciencia ficción de alta gama, se materializa en dispositivos como Training Faces, una nueva aplicación para las inquietantes Google Glass que permite reconocer emociones proyectadas a través del rostro de una persona.

Esta es la esencia del internet de las cosas (IoT), dispositivos, electrodomésticos y todo tipo de artículos con sensores conectados a internet que prometen cambiarnos la vida y liberarnos de nuestras limitaciones naturales, haciendo que además se recopilen toneladas de información sobre usos y gustos del consumidor.

User Experience – UX

La experiencia de usuario no solo se comunicará por medio de la opinión y recomendación, sino a través del comportamiento con el producto. Esta amplia y variada gama de datos es un verdadero tesoro para el sector de la publicidad y el marketing: se pueden hacer lecturas de datos, tener estadísticas, automatizar acciones… nunca antes una marca estuvo tan unida a su público.

Las posibilidades que se abren son infinitas y dependerá de la imaginación y creatividad de las compañías. Se podrá ofrecer al consumidor publicidad mucho más relevante dependiendo de su localización geográfica, del momento del día o incluso de donde estemos mirando (como en el caso de Google Glass). Además, se aprovechará la experiencia satisfactoria del usuario con el producto para fidelizar y ofrecerle otros productos semejantes.

Según los expertos, actualmente tenemos 2 dispositivos de media conectados a Internet —el ordenador y el móvil— y en unos años llegarán a ser hasta 10. Entre todo este maremágnum de televisores que obedecen a nuestra voz o que reconocen nuestra cara, y puertas que identifican nuestra huella, nos queda por saber si tendrán cabida unas zapatillas de deporte que consigan arrastrarnos al gimnasio o un microchip que nos haga bilingües al instante.

Lo que sí aventuran los más sabios vaticinios es que controlaremos la tecnología con el pensamiento, gracias a implantes cerebrales que permitirán la comunicación entre cerebros.

¿Quién dijo miedo?