Corren buenos tiempos para el storytelling. Ya no funciona soltar una charla y pedir a gritos que te compren tu crecepelo milagroso. Como consumidores, necesitamos que nos cuenten historias que provoquen una emoción. Vamos…lo que queremos es vivir una experiencia en toda regla. Heineken cumple con el objetivo en su vídeo Social experiment, donde realmente no se habla de cerveza, sino del mensaje implícito de la marca: «abre tu mundo».

A esa necesidad de relatos impactantes se suma la falta de tiempo, nuestro habitual ya saltar de un tema a otro y la interrupción continua de dispositivos móviles que no nos permiten estar concentrados durante mucho tiempo sin ser «molestados» por el mundo exterior. De hecho, según datos publicados por el Statistic Brain Research Institute en abril de 2015, mantenemos la atención en una tarea durante tan solo 8.25 segundos. Y vamos a peor: en el 2000 eran 12 segundos.

Si unimos las dos premisas anteriores (historias + poco tiempo), tenemos como fruto lo que conocemos como snackable content, un aperitivo de contenido, un elemento que se consume rápidamente, produce una satisfacción instantánea y que, por tanto, va a hacer que demandemos más. El ejemplo lo tenemos claro en las redes sociales y los formatos más exitosos:

  • Tenemos por un lado los 140 caracteres de Twitter, que cada día incluye más recursos visuales por su inmediatez y la capacidad para producir emociones.
  • Vine es otro de los reyes con sus 6 segundos de vídeos impactantes.
  • También están los memes de internet, que corren como la espuma.
  • Y los gifs, esa especie de fotografía que aún está viva.
  • Si nos vamos a la brevedad extrema tenemos los haiku, un tipo de poesía japonesa de 3 versos sin rima a los que incluso The New York Times ha dedicado un blog.
  • La imagen es así la verdadera reina de la fiesta. Según los expertos el 50 % de nuestro cerebro está envuelto en procesos visuales y el 70 % de nuestros receptores sensoriales están en los ojos. La revista Forbes publicó en un artículo que incluir infografías incrementaba la credibilidad y el tráfico a las webs, ya que el 90 % de la información que recordamos está basada en el impacto visual.

Pero no nos olvidemos que no todo el mundo cree en su efectividad. Y en el otro bando están los detractores, los que niegan este hecho, los que afirman que el snackable content está muerto y que realmente lo que pide el consumidor cada día más son contenidos profundos, más largos por tanto y más interesantes.

Buzzsumo, compañía especializada en la investigación de contenidos, asegura que los posts más compartidos son los más largos. Incluso hay voces que claman por la vuelta al consumidor inteligente, criticando el empobrecimiento actual y paulatino del lector.

Lo que parece, sin embargo, innegable es que el consumidor actual es un ente con un nivel de exigencia in crescendo, así que cualquier esfuerzo para «llegarle» con el contenido será poco. Si como marca quieres seducirle, tendrás que darle el contenido poco a poco, pero bien hilado, un «todo» dividido en porciones, de fácil consumo.

Igual también es conveniente adelantarle lo que podrá encontrar en el menú, y no deberás escatimar la salsa que aderece el contenido: vídeos o cualquier elemento gráfico. Por último, no olvidar servirle nuevos sabores. ¿Por qué no probar nuevos escaparates como Instagram, Pinterest o Slideshare, si lo tuyo era trabajar solo texto? ¿Tienes preparado tu próximo snackable content?